lunes, 10 de septiembre de 2018

El secuestro inesperado

Luciano Gatto Paz                                                                                                    Segundo año

El secuestro inesperado

   Juana, una joven adinerada, muy atractiva, cuya figura sobresalía entre la multitud, siempre elegantemente vestida y apasionada de las joyas, decidió visitar con su mejor amiga el centro comercial más importante de Miami.

   Estacionó en el lugar de siempre y aceptó el servicio de lavado de su vehículo que le ofrecieron tres hombres de color que estaban en el lugar mientras ella y su amiga hacían sus compras en el shopping.  Fueron directamente a la joyería donde presenciaron una situación poco habitual: una clienta muy paqueta le reclamaba al dueño de la joyería que le devolviera los pendientes que había empeñado.Ante esta situación un tanto incómoda, Juana y su amiga se retiraron del local y decidieron volver más tarde.

   Ambas hicieron algunas compras y pasaron por el banco de donde Juana extrajo una importante suma de dinero. Luego de esto su amiga se disculpó y decidió irse al encuentro de su ex marido que estaba en el patio de comidas y Juana fue al encuentro de su personal trainer para cumplir con su rutina de entrenamiento diaria.

   Se dirigió al estacionamiento y, para su sorpresa, no encontró a su vehículo y tampoco a las personas que le habían ofrecido el servicio de lavado.

   Sin saber que hacer decidió tomar un uber y, a partir de ese momento, no se supo más de su paradero.

   La familia de Juana hizo la denuncia por su desaparición y comenzó la investigación policial.Los lava coches, principales sospechosos, habían desaparecido y fueron encontrados encerrados y maniatados.

   La investigación demostró que dos de ellos tenían antecedentes penales.En su declaración policial manifestaron haber sido golpeados por una persona cuyas características físicas coincidían con el ex marido de la amiga de Juana quien, según surgió de la investigación, tenía una deuda importante con el fisco.

  Diez dias después de iniciada la búsqueda, aparece el cuerpo de Juana en un descampado, sin signos de violencia física, con su ropa impecable y en su cartera todo el dinero que había retirado del banco y, a dos metros de cuerpo, un llavero con las iniciales J.U.

   La familia y la amiga fueron a reconocer el cuerpo y la amiga descubrió que Juana no tenía sus pendientes.....

   Josefina Uriburu, la clienta que en la joyería reclamaba la devolución de sus pendientes empeñados, al ver a Juana ingresar a la joyería y notar que llevaba puestos sus valiosos pendientes, ideó el inesperado secuestro. Alertó a su chofer y a su guarda espalda para que se encargaran del asunto. El guarda espalda se ocupó de reducir a los lava coches y de hacer desaparecer el auto de Juana y el chofer se hizo pasar por conductor de uber y fue el encargado de secuestrarla.

   No tenían intenciones de asesinarla, sólo de recuperar los pendientes, pero Juana en un forcejeo cayó y golpeó su cabeza muriendo en el acto.