lunes, 21 de mayo de 2018

El peligro de los Gremlins


El peligro de los Gremlins

            En la ciudad de Los Ángeles, California, vivía Mario, un hombre adulto, inteligente y amistoso en compañía de su amada y única hija: Lara.
            Se aproximaba Noche buena y Mario estaba preocupado, pues no encontraba un regalo apropiado para Lara, ya que ella era un niña caprichosa y no sabía lo que le gustaba.
            Una tarde, de regreso a casa,   luego de un largo día de trabajo, Mario encontró una pequeña y extraña criatura aterrorizada sobre un banco. Entonces, Mario lo observó y se dijo a sí mismo: “Este sí sería un regalo original para Lara, seguro estará encantada con él”.  Sin pensarlo dos veces, lo agarró y se lo llevó a su hija como regalo de Navidad.
            Una vez en su casa, la llamó a Lara (que estaba haciendo su tarea) y le entregó el presente. En un primer momento, Lara lo miró con miedo, pero luego se animó y lo tomó entre sus manos con mucha delicadeza. Lara le agradeció a su padre y se llevó al Gremlin a su habitación.
            Ellos con mucha felicidad jugaron, saltaron y se divirtieron como nunca, pero una noche Lara se llevó un vaso de agua a su mesita de luz  y se acostó a dormir.  A la madrugada el Gremlin  derramó el vaso sobre él  haciéndolo agresivo y peligroso.
            El padre escuchó gritos desde la habitación de su hija, corrió directo a la pieza y vió a Lara muerta, tirada en el piso. Destrozado de dolor y con culpa,  ya que temía que el Gremlin hubiera sido sido el causante de semejante desgracia, tomó su computadora e investigó todo sobre los Gremlins. Es así que descubrió que los Gremlins eran criaturas hermosas e inofensivas, excepto cuando se mojaban, momento en que se vuelven sumamente agresivos y locos, y la única solución para acabar con ellos es quemándolos.
            Mario le propinó un golpe de furia al Gremlin, lo desmaya e inmediatamente prendió el horno y lo quemó.